El otro día hicimos una actividad cooperativa para vivir el sentido de equipo y unidad. Consistía en conseguir mantenernos subidos en las sillas ayudándonos entre todos. Íbamos quitando sillas y cada vez la cosa se ponía más difícil. Si alguien se caía, se termina el juego. Con esta actividad nos dimos cuenta que no sirve de nada salvarse uno mismo, sino que hay que mirar por los demás. El éxito o fracaso de uno, es el de todos.
Muy buen juego
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